En el jardín infantil «Centollita» el entorno natural es un actor pedagógico clave. Y es que nosotras, que somos parte de su comunidad educativa, habitamos en un clima costero ventoso, con los Campos de Hielo Sur como vitrina. Gran parte del año somos testigos de copiosas lluvias y estamos inmersas en un bosque siempre verde con árboles como el coigüe, ciprés y canelo. También convivimos con una rica fauna marítima y terrestre: huemules, lobos marinos, toninas –como se conoce al delfín chileno– comparten terreno con aves como el quetro, picaflor, tordo, martín pescador y la bella gaviota cahuil, de cabeza y garganta pardas.
En este colosal escenario natural, como equipo docente buscamos rescatar con nuestra práctica pedagógica la cultura del pueblo originario kawésqar, nómades que recorrían en canoas hasta mediados del siglo pasado los canales australes de la Patagonia. Caminatas y campamentos, son experiencias educativas que forman parte de nuestro quehacer junto a los niños y niñas, así como el rescate del junquillo. También hacemos un trabajo pedagógico vinculado a la cultura chilota que se asentó en la isla y a las herencias o costumbres que traen los propios niños y niñas que asisten a nuestro jardín infantil. Por ejemplo, Tomás, único niño del grupo de este año, es el hijo de un profesor que se trasladó junto a su familia desde la Isla Robinson Crusoe. Con él desarrollamos una experiencia donde nos mostró fotografías familiares y que, junto al grupo, nos permitieron distinguir y conversar sobre las diferencias y similitudes entre ambas islas.