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El buen trato es una forma particular de relación que queremos promover y ejercer en todos los niveles institucionales y espacios de trabajo.

JUNJI hace un llamado a “hacer un trato por el buen trato, en todo lugar y siempre”

Desde su misión institucional, la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) está comprometida con los derechos de la primera infancia. En 1990, Chile ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña, con lo que se estableció la base para una nueva relación del Estado, donde les reconoce como sujetos de derecho.

En el año 2022, fue promulgada la Ley 21.430 sobre Garantías y Protección de Derechos de la Niñez y Adolescencia; la cual tiene como características principales el que instala un sistema que reconoce a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos y no desde la mirada tutelar. Además, se basa en el paradigma de la protección integral de derechos; y mandata a las instituciones del Estado para que actúen de manera coordinada para atender las necesidades de niños, niñas y adolescentes, según su ciclo de vida, con el fin de proteger y garantizar sus derechos. Por otra parte, reconoce explícitamente la participación de la niñez y adolescencia como fundamental para adecuar las políticas públicas a sus necesidades reales.

Consecuente con lo anterior, quienes conformamos la JUNJI estamos llamados a favorecer el buen trato hacia la primera infancia. Por ello, hemos impulsado diferentes acciones y estrategias que permitan generar contextos protectores y de bienestar para los párvulos.

Una de ellas, es la elaboración de un Plan Anual de Promoción de Buen Trato a niños y niñas, con participación de los diferentes Departamentos de la institución, el cual consiste en un conjunto de actividades dirigidas a resguardar el bienestar integral de los niños y niñas, a través de acciones orientadas a promover y fortalecer ambientes bientratantes en las comunidades educativas. Una de las acciones de este plan es el subsitio de Buen Trato en nuestra página web institucional, donde al alero de la campaña “Hagamos un trato por el buen trato. En todo lugar y siempre, buscamos prevenir el maltrato hacia la primera infancia e informar y concientizar sobre los derechos de las niñas y niños así como promocionar ambientes bientratantes.

Porque el buen trato es una forma particular de relación que queremos promover y ejercer en todos los niveles institucionales y espacios de trabajo, te entregamos estos mensajes para reflexionar:

1.- Todas las personas merecemos respeto y un trato digno.

En el jardín infantil debemos fomentar el respeto por la diversidad, valorando los saberes de toda la comunidad, escuchar a los niños y niñas considerando e incluyendo sus opiniones. Promovamos la inclusión y el respeto de todas las personas. Al hacerlo, podemos crear una sociedad más justa y equitativa.

2.- Pongamos al centro a la niñez.

Familias, Estado y comunidades educativas somos garantes de derechos de la niñez. Por lo que debemos resguardar en cada contexto el interés superior del niño y la niña con una consideración primordial.

3.- Mantengamos una actitud empática y sensible.

Una respuesta empática, oportuna y sensible impacta de manera positiva en el aprendizaje y el desarrollo integral de los párvulos y promueve la generación de relaciones afectivas y seguras. Prestemos atención a las necesidades e intereses de los niños y niñas, respondiendo a estas de manera oportuna y pertinente a sus particularidades.

4.- Los hábitos y rutinas adecuados permiten sentir seguridad y confianza.

Cuando los niños y las niñas van adquiriendo hábitos se les otorga seguridad y confianza con independencia y progresiva responsabilidad. Potenciemos los hábitos y las rutinas, ayudando así desde la primera infancia a desarrollar su autonomía progresiva y autocuidado.

5.- Reflexionemos y desarrollemos prácticas pedagógicas bientratantes.

Las comunidades educativas están llamadas a reflexionar y poner en marcha prácticas pedagógicas que fortalezcan ambientes bientratantes y que potencien el rol protagónico del niño y la niña. Reflexionemos desde una mirada técnica y crítica que nos permita identificar mejoras para resguardar una educación de calidad.

6.- Una comunidad inclusiva es clave para el bienestar de la niñez.

Aprender a convivir reconociendo la diversidad de las comunidades sustenta una ciudadanía democrática e inclusiva, siendo un proceso fundamental para la formación integral que se inicia desde la primera infancia. Las comunidades educativas y locales constituyen un espacio para que los niños y las niñas construyan relaciones significativas con otros, en un marco de respeto mutuo.

7.- El buen trato se construye a través de miles de pequeños gestos hacia uno mismo y los demás.

Todas y todos, a través de pequeños gestos de afecto, nos sentimos protegidos, acompañados y reconocidos. Guiando desde el ejemplo, construyamos espacios basados en el buen trato, entregando herramientas y acompañando a las infancias para que desarrollen interacciones basadas en el respeto.

8.- Los vínculos afectivos, valores compartidos y sentido de pertenencia favorecen el bienestar a la niñez.

Los valores guían la forma de actuar, son principios para convivir en ambientes de respeto, con responsabilidad y compromiso hacia los otros. Los vínculos significativos son fundamentales desde los primeros años de vida y constituyen la base para vivir en comunidad.

9.- Somos garantes de los derechos de la niñez.

Todos y todas somos co-garantes de derechos, por lo que estamos llamados a respetar, promover y garantizar los derechos de la niñez. Las comunidades educativas deben resguardar la protección y el cuidado para todos los niños y las niñas. Promovamos espacios de protección velando por el bien superior de las infancias, su bienestar integral y el cumplimiento de sus derechos.

10.- Las infancias ejercen sus derechos con autonomía progresiva.

La autonomía progresiva es la capacidad de los niños y las niñas de ejercer sus derechos a medida que se desarrollan; es decir, en la primera infancia necesitan que los adultos resguarden el cumplimiento de sus derechos, pero a medida que crecen, son capaces de poder ejercer con mayor independencia sus derechos. Como adultos, reflexionemos cómo estamos favoreciendo el desarrollo del ejercicio de los derechos de niños y niñas.

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