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Opinión: Hagamos un compromiso por el buen trato

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Nury Gárate Acosta

Educadora de Párvulos por la Universidad de Chile. Actual profesional de gestión en la Unidad de Buen Trato, del Departamento de Calidad Educativa de la JUNJI, institución donde cuenta con una gran trayectoria profesional. Fue directora del Departamento Técnico Pedagógico, cargo desde el cual gestó la primera Unidad de Buen trato a nivel nacional y regional; y participó en la creación de los programas alternativos.

En estos 53 años de historia, la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Junji, ha tenido una trayectoria centrada en entregar Educación Parvularia de calidad a niños y niñas en ambientes que favorezcan sus procesos de aprendizaje y desarrollo pleno. Somos una institución estatal garante principal en generar condiciones para el ejercicio de derechos. Y como funcionarios y funcionarias tenemos el deber de resguardar la protección de los niños y niñas. Desde su conformación, la Junji se ha abocado a la entrega de educación inicial a la niñez siempre focalizando a quienes requieren mayores aportes del Estado. No obstante, las dinámicas culturales y la construcción social de infancia que se ha instalado de forma hegemónica a lo largo de la historia, vinculada al asistencialismo y al adultocentrismo, ha tendido a permear las relaciones y formas de crianzas de diversos actores de las comunidades educativas.

Es por ello, que la Junji levanta criterios de calidad para las unidades educativas, entre ellos, respeto a la diversidad, participación y protagonismo de la niñez. Asimismo, la Convención de los Derechos del Niño [CDN] (1989) se instala a nivel de las políticas públicas en Chile, desafiándonos a avanzar a la concepción de niño y niña como sujetos de derecho. Desde esta perspectiva, ha existido un aprendizaje institucional que indica que el buen trato no deviene de forma espontánea a las relaciones que se desarrollan en los espacios educativos, sino que requiere de la intención colectiva de incorporarlo, a través de transformaciones institucionales y de los actores que se relacionan de forma directa con las infancias.

En este marco, la Junji se ha ocupado de disponer de herramientas que permitan trazar una estrategia que fomente el buen trato. Es así como en 2009, se elaboró el Protocolo de Detección e Intervención en Situaciones de Maltrato Infantil y la Política Institucional de Buen Trato hacia Niños y Niñas. En esta política, la convivencia es reconocida como un aspecto clave en la formación integral en educación inicial, dado que durante la primera infancia pueden aprender a reconocer, valorar y estimar a otros en contextos marcados por el respeto y la mutua colaboración. Luego de ocho años de implementación de la primera política, fue posible consolidar aprendizajes institucionales relevantes en esta línea, los que se evidencia en una incorporación del buen trato en el quehacer cotidiano de los diferentes grupos que componen la comunidad educativa en general y, en particular, el despliegue de acciones territoriales en promoción, prevención y abordaje en situaciones de maltrato.

En el año 2017, se lanzó la Política de Ambientes Bientratantes de nuestra Institución, la cual propone avanzar hacia una noción sistémica, donde la relevancia pasa de situarse en las relaciones de buen trato, a centrarse en la promoción de ambientes nutritivos favorables para el desarrollo infantil temprano, profundizando con esto, en la relevancia de aquellos contextos que brindan bienestar y cuidan a todos y todas, quienes componen las comunidades educativas, considerándolos pilares esenciales de una educación de calidad. Posteriormente, se elaboró un nuevo Protocolo coherente con la Resolución Nº 860 de la Superintendencia de Educación y de los aportes de regiones de todo el país, a partir de sus experiencias, el que hoy se encuentra vigente.

La característica más trascendente de la Junji es que ha sido coherente y consistente en su discurso durante sus años de existencia, pues ha mantenido un hilo conductor sostenido en los principios de la Educación Parvularia, interpretadas en menor o mayor grado, de distintas maneras en la práctica pedagógica, pero siempre centrada en el bienestar de los niños y niñas, asumiendo el rol de garante. Hoy, la Política de Reactivación Educativa del Ministerio de Educación nos viene a desafiar, impulsando entre sus ejes “convivencia y salud mental”. Esta política es una herramienta que aporta a la gestión de la convivencia.

Así es como la Junji seguirá caminado por la senda de ser garantes de derechos, entregar la mejor educación y bienestar a los niños y niñas en ambientes protectores. El desafío hoy es contar con profesionales que asuman roles de fiscales con la sensibilidad que esta materia requiere, y que comprendan que los niños y las niñas deben ser protegidos, y crecer seguros en jardines infantiles que como Junji brindamos.

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