Santiago, (@JUNJI_RM). En su tercer año consecutivo, el Portafolio para la Innovación Pedagógica de la Junji ha seleccionado 8 jardines infantiles del país con prácticas pedagógicas innovadoras, de los cuales, dos corresponden a la región Metropolitana.
El Portafolio es una herramienta de aprendizaje colectivo para las comunidades educativas y equipos asesores, pues permite compilar y socializar experiencias educativas destacadas a nivel nacional. La finalidad de este instrumento es promover la innovación pedagógica como un soporte para la inspiración de los procesos de transformación de la práctica educativa.
Desde el año 2019, ya son 22 las prácticas pedagógicas innovadoras que han sido seleccionadas a nivel país, y en la región metropolitana 3 jardines infantiles se habían sumado a este portafolio hasta el año pasado. Este año 2022, son dos los establecimientos de nuestra región que se suman, los cuales fueron partícipes en Pasantías Internacionales y en el Fondo de Innovación de Educación Parvularia, FIEP, y quienes fueron presentados por la Junji Metropolitana para ser parte de este portafolio.
El Jardín Infantil “Madreselva”, ubicado en la comuna de Maipú fue uno de ellos, quien desde el año 2020 instaló en su Proyecto Educativo Institucional (PEI) la adaptación de dos metodologías reconocidas internacionalmente como son “Reggio Emilia” y “Lefebre Lever”, las que son transverzalizadas en su sello medioambiental.
Su directora, Patricia Moraga, nos explica que “a raíz de que muchos apoderados del jardín nos pidieron conocer más las experiencias de sus hijas e hijos, decidimos como equipo realizar un espacio reflexivo que diera cuenta de lo que hacían niñas y niños, y también hacer partícipes a las familias de estas prácticas”.
Además de ello, indica que dentro del trabajo educativo quisieron incluir metodologías que les permitieran poner al niño y niña en el centro del aprendizaje, mediante experiencias que consideraran el uso de materiales nobles, como lo indica el “Reggio Emilia”, utilizando así la tierra, arena, conchitas y otros tesoros inertes, los que también les permiten experimentar, investigar y aplicar las ciencias en la primera infancia.
En relación al trabajo con la familia, uno de los pilares de la metodología “Lefebre Lever” consiste en la corresponsabilidad, y fue este el que gracias a una ardua gestión del equipo educativo, pudo ser trabajado durante la pandemia, ya que tal como nos señala Patricia, “en principio, la comunicación con las familias en pandemia fue muy difícil, pero poco a poco, y con mucho trabajo de los equipos de sala pudimos ir aumentando el interés que las familias tenían por los aprendizajes de sus hijas e hijos”
Moraga agrega: “Es tal el nivel que se alcanzó, que hoy cada equipo se comunica con sus apoderados por grupos de WhatsApp, en donde informan de los avances y generan retroalimentación uno a uno mediante reuniones personalizadas. Hoy estos grupos cumplen el rol de una libreta de comunicaciones, y que nos mantienen comunicadas con cerca del 70 a 80% de los apoderados por sala”.
Además de este trabajo con familias y el uso de recursos nobles para los aprendizajes, también se suman las prácticas que se realizan junto a niñas y niños con necesidades educativas especiales, ya que en estos últimos años han recibido párvulos con diagnósticos de Trastornos de Espectro Autista, con quienes se ha instalado prácticas complementarias, como yoga y masajes; donde es el equipo educativo quienes se han capacitado con sus redes de apoyo, o con sus propios recursos, para instalar estas terapias como parte de las prácticas educativas diarias.
Patricia Moraga finalmente resume todas estas prácticas como parte de la implementación en su unidad educativa del Diseño Universal para el Aprendizaje, donde se reconoce la diversidad de niñas y niños para que tengan las mismas oportunidades de aprender mediante el desarrollo de estrategias de motivación, facilitar el acceso a la información, y considerar las distintas formas que tienen para aprender y expresarse.
Talleres educativos
El Jardín Infantil “Newen Pichikeche”, ubicado en la comuna de Recoleta, es el segundo establecimiento seleccionado para el Portafolio, y esta unidad educativa se destaca por las innovaciones que desde 2016 ha implementado, que son los talleres educativos y que tienen como base teórica el valor de la inclusión, expresado a través de la apertura, acogida, respeto y la integración, principios que tienen una estrecha relación con la cultura mapuche, según señala la directora, Margot Ortega.
“Nuestra modalidad curricular son los talleres educativos que son de matemáticas, ciencias, arte, psicomotricidad y taller de ruka, los cuales están transversalmente relacionados con nuestro sello, por ejemplo, en matemáticas se trabaja con materiales naturales y de la cultura o en artes se trabaja confeccionando telares mapuche. Esto se inicia con un ritual para que todos los niños y niñas elijan su taller de preferencia, entregándole protagonismo a su propio aprendizaje, por lo que quedan en grupos con integrantes de todas las edades, pero ahora con la pandemia, estamos haciendo ajustes y los talleres se mantienen en sus salas por protocolo”.
Cabe destacar que otros de los ejes que derivan de la cultura mapuche y se aplican en el jardín infantil es el Küme Mongen (buen vivir), basado en la reciprocidad y el respeto, donde las funcionarias modelan a niñas y niños para generar desde el “piuke” (corazón) el aprendizaje, sin esperar una recompensa a cambio.
Además, todas las semanas en el jardín infantil se realizan ceremonias guiadas por la lamgen (hermana-educadora), estas son de inicio y cierre de la semana y sirven para invocar los mejores deseos para el recinto y quienes lo componen.