Las personas no sólo sienten apego hacia otros, como a la mamá, a un amigo o a la familia. El apego puede también generarse hacia la vida, hacia un espacio o hacia los mismos objetos. Y no se trata de un apego a lo material, sino a aquel que evoca afectos o sentimientos.
Los espacios pueden generar apego en las personas y, mientras éstos se hagan propios en los mismos jardines infantiles, más posibilidades de éxito pedagógico habrá. La “lugaridad” por tanto será crucial en el proceso de aprendizaje y cada rincón del aula tendrá un valor especial.