En plena pampa del Tamarugal, se está viviendo una pequeña revolución pedagógica. El Jardín Infantil “Estrellita del Desierto”, de la Junji Tarapacá, es la única oferta en educación parvularia en la nortina comuna de Huara, un pueblo de poco más de 3 mil habitantes ubicado a una hora de la ciudad de Iquique hacia el interior.
Su directora, la educadora de párvulos Marcela Acosta Vallejos, asumió en 2015 la dirección de un equipo afectado por el terremoto del Norte Grande en 2014 y el traspaso de administración desde la Municipalidad de Huara a la Junji. Pero gracias a “un liderazgo transformacional” y el apoyo de la Dirección Regional a través de la asesoría técnica educativa, esta unidad transitó a la posición número uno en la región y al puesto once a nivel nacional en el Modelo de Gestión de Calidad de la Educación Parvularia.
Pero eso no es todo, si en 2015 no lograban completar la matrícula, el año pasado y este están con capacidad completa y la Dirección Regional está trabajando para aumentar la cobertura en el sector.
¿Cómo logró este equipo resultados tan significativos en poco tiempo? Siendo valientes en sus propuestas de innovación pedagógica, reflexionando constantemente sobre su rol educador y velando por la generación de condiciones que garanticen el bienestar integral.
Caminatas desde la sala cuna
Párvulos desde seis meses y hasta dos años, caminan libres por alrededor de una hora, en el entorno desértico de este jardín infantil, acompañados por equipos educativos. Así desarrollan la marcha y el equilibrio, mientras se detienen a cada instante en todo aquello que despierte su atención y curiosidad, respetando los ritmos de los niños y niñas.
Y en bolsitas elaboradas por las propias familias de la comunidad, van guardando sus colecciones de “tesoros”: semillas, tierra, ramas, entre otros; cada objeto recolectado se utilizará como material en el aula, y será incorporado en actividades que propicien la exploración y la curiosidad de los niños mediante el juego.
Otro ejemplo es el uso de mesas de luz donde los niños observan, exploran y redescubren diversos materiales naturales de distintos lugares del país, que el equipo del establecimiento intercambia con otras unidades educativas para ampliar la oferta de experiencias de los párvulos.
“Como equipo tuvimos que aprender a respetar la subjetividad de los niños y niñas. Estábamos acostumbradas a hacer lo que como educadoras creíamos que era lo correcto, sin detenernos a observar los ‘cien lenguajes del niño’ como dice Loris Malaguzzi”, explica Marcela, sobre este cambio en el proceso pedagógico que lideró en el jardín infantil, tras participar de diversas instancias formativas tales como capacitaciones de la filosofía de Reggio Emilia y de la metodología Emi Pikler.
Frutas deshidratadas
Basados en la metodología educacional Design for Change (Diseña el Cambio), se implementó en el nivel medio heterogéneo un proyecto de innovación, el cual se inspiró en la iniciativa de una familia que llevó un yogurt con manzanas deshidratadas.
“A los niños y niñas les sorprendió que eso fuera una fruta y comenzaron a debatir espontáneamente. Unos decían que era quinua, otros que era cereal de arroz, y cuando la señora Noemí les dio a probar, se dieron cuenta que era realmente una manzana, y les hizo despertar aún más el interés”, recuerda Marcela, directora del jardín infantil.
Fue así como llevaron a cabo la experiencia “Ciencia a través del juego”, incentivando a los párvulos a que disecaran diversas frutas bajo el fuerte sol de Huara de manera natural, en una especie de hornito elaborada en el propio jardín infantil. Y así, los niños se hicieron preguntas, experimentaron y llegaron a algunas conclusiones.
Orieta Burgos, subdirectora de Calidad Educativa, señala “destaco su constante interés por aprender, buscando distintas propuestas pedagógicas que les hagan sentido. Es un equipo que está cuestionándose y mirándose en su rol constantemente, pensando en cómo entregar una educación de calidad; y además aprendiendo de los propios niños y niñas de Huara”.
Poco a poco se han convertido en un referente para la comunidad local y también en la región. El equipo técnico territorial organiza pasantías de educadoras de los establecimientos cercanos, para que conozcan y aprendan del proceso que vive este jardín infantil. También han organizado Comunidades de Aprendizaje con las directoras de la Provincia del Tamarugal, y para este año han incorporado a las educadoras de sala cuna y nivel medio. En estos espacios Marcela y su equipo relevan el protagonismo de los niños y las estrategias que han implementado.
“Siempre están ideando nuevas experiencias, reflexionando y evaluándose a sí mismas para la mejora continua”, afirma Francisca Muñoz, Coordinadora Provincial de la Subdirección de Calidad educativa de la Junji.
La clave también ha sido involucrar a toda la comunidad de Huara en esta “revolución”, que propende a la autonomía, participación y protagonismo de la niñez, que muchas veces se contrasta con la cultura propia de las familias. “Se han sorprendido con lo aprendido por sus hijos e hijas. Marcela es muy empática con las tradiciones de cada familia y genera espacios de diálogo constante para aprender mutuamente”, enfatiza Francisca.
La innovación promete mantenerse. El jardín consiguió su sello medioambiental en la más alta categoría y recientemente se adjudicaron un fondo del municipio para hacer un invernadero que busca beneficiar a toda comunidad. Se planea que con las cosechas los niños puedan aprender del trueque en las ferias itinerantes que se instalan en el pueblo. Así también, quiere rescatar la cultura pampina y Aymara, reuniendo en una exposición elementos donados por los vecinos y que rescaten ambas tradiciones. “El niño es potente desde su nacimiento. Un niño exitoso no es el que retiene más información, es el que sabe hacer”, afirma entusiasta Marcela.