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Pasantía 2025 en Arica y Parinacota reúne a equipos de la JUNJI de todo el país para el desarrollo profesional continuo 

“La valoración de la existencia del niño y la niña por sólo estar”, “esperanza”, valentía” y “empaparse de conocimientos” fueron algunas de las impresiones de quienes participaron en este importante hito formativo anual.  

Arica, octubre de 2025. “Fue un camino difícil que implica mucha voluntad, esperanza y confianza”. Así describió Eleonora Oyarce, de manera tan bien resumida, lo que significó para el Jardín Infantil “Rabito” de administración directa de JUNJI Arica, el proceso para convertirse en un centro de pasantía. 

“Fuimos avanzando de a poco y para lograrlo nos ayudó mucho tener la voluntad de poner en el centro a los niños y las niñas”, reflexionó a continuación la directora del establecimiento educativo —que es también el más antiguo de la JUNJI en el extremo norte— ante decenas de asistentes que la escuchaban atentas en el salón del Hotel Arica, en el contexto de la Pasantía Nacional 2025: reflexión y sistematización de las prácticas pedagógicas. 

Este importante hito formativo anual es organizado por la Dirección Nacional de la JUNJI, en alianza en esta ocasión, con la Dirección Regional de JUNJI Arica y la Universidad Católica de Temuco. En su quinta versión —el que anteriormente se desarrolló en Barcelona, España; Toronto, Canadá, Santiago, Tarapacá y Magallanes — este encuentro formativo implica un largo proceso de acompañamiento técnico pedagógico y de tutorías a aquellos jardines infantiles que aceptan el desafío de convertirse en centros de pasantía. En suma,  refleja el compromiso con la calidad educativa, el rol de las comunidades y el aporte de la educación inicial pública a generar valor público desde la perspectiva del derecho a la educación y el bienestar integral de la primera infancia.  

El primer grupo de pasantes participó durante el martes 21 al jueves 23 de octubre proveniente de las regiones de Tarapacá, Atacama, Coquimbo, Maule, Los Lagos, Aysén, Magallanes y, por supuesto, de la anfitriona Arica y Parinacota. El segundo arribo a la región será durante la primera semana de noviembre con el resto de las regiones del país, reuniendo en total a más de 200 pasantes de todas las direcciones regionales de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, específicamente a equipos educativos de jardines infantiles de administración directa y profesionales de las subdirecciones de Calidad Educativa.  

Caminatas en el desierto 

Además del Jardín Infantil “Rabito”, el establecimiento educativo “Las Llosyas” también apostó por esta transformación pedagógica como centro de pasantía. Ambos jardines infantiles fueron visitados como parte del recorrido de las denominadas “caminatas pedagógicas” que se despliegan como una experiencia in situ en contextos territoriales particulares y para aprender entre pares. Educadoras, técnicas en párvulos, asesoras, entre otros profesionales observaban atentas las cuidadas experiencias pedagógicas innovadoras y las interacciones que se daban entre las niñas y niños y los equipos; mientras tomaban fotos, escribían en sus bitácoras y hacían preguntas mostrando gran interés.  

Ubicado a las afueras de la ciudad ariqueña, rodeado de desierto y en un entorno natural agreste, el Jardín Infantil “Las Llosyas”, llamado igual que la localidad donde se ubica, está rodeada de algunas plantaciones y construcciones sencillas de un piso de altura. Su perímetro multicolor contrasta con los tonos terracota de la zona. Allí, el equipo educativo liderado por Paloma Lillo resalta no sólo por permear de color una tierra árida, sino por su pedagogía verde que se convierte en un verdadero refugio acogedor para la primera infancia y la comunidad entera. 

Madre, abuela hilan algodón en uno de los patios del jardín, ambientado cuidadosamente con móviles coloridos, árboles autóctonos e incluso girasoles. Al fondo, bancales de huerto, y distintos materiales pedagógicos que invitan a jugar al aire libre.  

“Agradezco la humildad que tienen las tías. A veces vengo del trabajo más tarde a entregar a mis hijos y ellas igual me los reciben” —reconoce la apoderada Elsa, quien también sincera— “yo no tenía RUT y por eso no me atrevía a inscribir a mis hijos al jardín. Pero la directora Paloma fue a mi pieza a buscarme y yo no me hice de rogar. Para la inscripción no me pusieron horario”, afirma contenta, reflejando la flexibilidad y vinculación con las familias por las que ha trabajado este equipo educativo.  

Este establecimiento ha innovado en las planificaciones y evaluaciones. Todas las educadoras y técnicas en forma grupal observan y sistematizan los aprendizajes e interacciones de cada niña y niño, independiente del nivel al que correspondan, de esta forma se apoyan unas con otras en una trabajo colectivo o grupal.  

En la ceremonia inaugural la vicepresidenta ejecutiva de la JUNJI, Daniela Triviño, reafirmó la importancia que tiene la formación continua para la institución. “Invertir en el desarrollo de quienes trabajan en educación parvularia es esencial. La formación continua no solo actualiza conocimientos, sino que construye experiencia, fortalece vocaciones y permite responder con sensibilidad a los desafíos del presente”. 

Por su parte, la directora del Departamento de Calidad Educativa, Denise Arriagada, abogó por lo que significativo de este encuentro. “Los jardines ‘Las Llosyas’ y ‘Rabito’ han vivido un proceso de sistematización y transformación pedagógica que ha puesto en el centro a la niñez, promoviendo prácticas inclusivas, sostenibles y con enfoque de derechos. ‘Las Llosyas’, desde el Valle de Azapa, nos inspira con su pedagogía verde y su vínculo con la naturaleza. ‘Rabito’, en el corazón de Arica, nos invita a explorar desde la ciencia y la indagación”, explicó. 

Cinco mil kilómetros 

Desde Porvenir en el extremo austral, en Tierra del Fuego viajaron representantes de dos establecimientos de la JUNJI Magallanes, hasta el extremo norte del país. Una de ellas fue la educadora de párvulos del Jardín Infantil “Pepita de Oro”, Claudia Mazarreti.  “Cinco mil kilómetros recorrimos hasta tan bella experiencia como lo ha sido la Pasantía. Tenemos el corazón cargado de conocimientos nuevos y tuvimos la posibilidad de conocer estos dos jardines de la ciudad de Arica que son admirables. Lo que podamos reproducir en nuestros propios jardines lo haremos, porque vimos que es factible. Nos devolvemos empapadas de emociones y saberes que tenemos que transmitir a nuestra comunidad. Estamos muy agradecidas”, enfatizó. 

Las jornadas combinaron también instancias de reflexión crítica, talleres y charlas docentes vinculadas a las temáticas de diversificación de los ambientes de aprendizaje, desde la epistemología de la niñez; y sobre redes vinculares para el desarrollo de territorios educativos desde la asesoría técnica. Las conferencias estuvieron a cargo de las académicas Daniela Puentes, jefa de carrera de Educación Parvularia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile; y Blanca Hermosilla, experta chilena con experiencia latinoamericana y quien ha asesorado a UNICEF y gobiernos como el de Guatemala y República Dominicana.  

Asimismo, las regiones que han participado como centros de pasantía: Tarapacá, Magallanes, Metropolitana y actualmente Arica y Parinacota hicieron un repaso de los desafíos, dilemas y transformaciones pedagógicas que les ha significado este proceso de especialización.  

Frente a un auditorio lleno, la directora del Jardín “Rabito” sentenció: “Cuando hablamos de sensibilidad educativa va más allá del ambiente pedagógico, sino de cómo nosotras respondemos a las miradas que están esperando nuestra reacción, de cómo los atendemos, escuchamos, cómo hacemos que este ser que está frente a nosotros exista. La valoración de la existencia del niño y la niña sólo por estar”.  

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