Alioska Figueroa es educadora de párvulos a cargo de la sala cuna menor del Jardín Infantil «Las Ardillitas», de administración directa de la Junji Metro. Tiene más de 35 años de carrera y hace unos quince años que trabaja en este jardín liderando el programa intercultural.

La directora del establecimiento, Susana Chávez, destaca el apoyo de Alioska y ambas han sabido implementar —junto a todo el equipo pedagógico— estrategias educativas creativas para acercar la cultura de nuestros pueblos originarios a niñas y niños y —por otra parte— incluir a la diversidad de países de los que provienen las familias migrantes, que son la gran mayoría de comunidad educativa.

“En mi aula, de 14 lactantes diez provienen de familias haitianas. También hay niños de origen mapuche, aymara, y familias de otros países como Perú —quienes fueron los que primero llegaron al jardín—, Venezuela, Colombia y Bolivia, entre otros”, cuenta Alioska quien explica que una de las acciones fue instaurar el Día de la Interculturalidad, donde se muestran las distintas representaciones culturales propias de cada familia, como gastronomía, bailes y tradiciones. En su sala cuna, mamás haitianas han llevado canciones y poesías a los niños en creol. Y como el jardín tiene sello medioambientalista, han vinculado esto con la interculturalidad, por ejemplo, con plantas que son significativas para cada cultura.

Aunque han sabido sistematizar estas prácticas y echar a andar su creatividad, las educadoras no desconocen la barrera del idioma con las familias haitianas sobre todo en momentos claves como las reuniones de apoderados, las evaluaciones y entrevistas de inscripción y matrícula. En esas instancias otros apoderados haitianos que también hablan español les ayudan a traducir.